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SUCIEDAD Y CORRUPCIÓN= POLITICA

EDICIÓN 102

Por Abog. Beatriz Morel.

Ya no es una novedad referirse a la estructura política y decir que se encuentra viciada y sucia. Las actuaciones  aparentan  una total normalidad aunque en el concepto de la sociedad sea "malversación y corrupción". Es otro cáncer  con que debemos lidiar en el día a día. Entendemos que los políticos son hombres tan sencillos y desprovistos de conocimientos científicos para llevar a delante con elevado criterio un país que siendo pequeño está lleno de recursos aprovechables. Pero cuando la cabeza no da, lo ojos no ven.


Sin ánimo de ofender, pero cuando uno no quiere estudiar o se mete en la política o en el fútbol. Arrasan con fuerza, convencen con gritos y repetidas promesas, son populistas y los que lo escuchan están llenos de necesidades y esperanzas. En cada elección se repite lo mismo, se vota por el más hábil para hablar y convencer, pero estos  no cumplen ni hacen realidad sus discursos pre electorales.

No importa del color que sea, rojo o azul cuando suben al poder tienen como prioridad hacer ocupar los mejores cargos hasta a su empleada doméstica, recoge todo lo que puede mientras puede y ningún beneficio entrega al pueblo. Es más, se apresuran para aumentar sus dietas, salarios,  honorarios y otros beneficios  económicos. Más, cuando se trata de beneficiar con obras públicas, salud, educación, vivienda, becas a mejores alumnos, estos personajes analizan profundamente el tema y alargan la espera o incluso desaprueban o votan en contra de tales proyectos.

Vivimos en la absoluta miseria política, la mayoría de ellos no están capacitados y por su parte las universidades del país son meras "fotocopiadoras" que les hace leer a sus alumnos libros para aprenderse de memoria los conocimientos de otros, no enseñan a pensar ni investigar temas importantes. Siempre les escucho decir a los profesionales "como dice tal fulano…." Nadie tiene idea propia, nadie crea nada nuevo.

Y así nos va, nuestras autoridades son muy listos para sus conveniencias y no entienden que la política es un servicio y que a través de ése servicio se satisface el alma y se consigue la felicidad al ver la sonrisa de los pobres y desprotegidos a quienes está beneficiando. El pueblo agradecería si  se premia verdaderamente a los mejores estudiantes otorgando becas para  mejorar su calidad de vida y por ende beneficiará al país cuando preste servicio profesional. El pueblo agradecerá cuando se capacite a los docentes y se les dé un salario de acuerdo a su rango. Que los hospitales públicos estén dotados de medicamentos y aparatos modernos para realizar los tratamientos complejos, porque un pueblo enfermo es una carga y un estorbo para todos.

¿Qué podemos hacer desde nuestros asientos? Debemos levantarnos y exigirnos primero a nosotros mismos, ser disciplinados en nuestros quehaceres, cumplir con nuestras obligaciones y anhelar lo superior que podemos alcanzar. Que nuestra prioridad sea el bien común, ayudando al que necesita, pero no con un plato de comida que, en dos horas le dé hambre nuevamente, hay que darle el arado para sentir el peso de la tierra y conocer  la fuerza de los bueyes para que pueda valorar lo que consigue y así logre prosperar.

A los niños desde pequeño deberíamos enseñar la disciplina con ejemplos y  testimonios, así como se pasa la fe de persona a persona. Los hijos aprenden de sus padres y quieren llegar a ser como ellos, cuando llegan a cierta edad quieren aún más… llegar más lejos; si eso pasa, es que has cumplido bien tu deber. Hagamos política en nuestros hogares para depurar nuestro país aunque sea en unas décadas.