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LA OTRA MANERA DE AMAR

Edición 131
REVISTA DE PRIMERA MANO

Las razones que llevan a una persona a adoptar una mascota son múltiples y pueden ir desde querer tener un animal en casa, hasta por la necesidad de estar acompañados. Tener una mascota tiene grandes beneficios tanto para nuestra salud física, como mental, según apuntan numerosos estudios. Algunos son conocidos, pero otros pasan más desapercibidos.


 Quizá el más obvio, como ya hemos adelantado, es que los animales de compañía ayudan a evitar el sentimiento de soledad. “El cariño, el apoyo y la lealtad que nos muestran estos animales, manifestando alegría cuando nos ven llegar o reclamando nuestra atención para jugar, nos hace sentir queridos mostrando que nuestra compañía es gratificante para ellos”. De este apoyo y cariño se deriva otro de los beneficios de tener mascota: mejoran la autoestima favoreciendo nuestra propia aceptación y la visión positiva.

El ritmo de vida actual provoca que sea complicado evitar el estrés, factor de riesgo de múltiples enfermedades. ¿Sabías que los animales de compañía lo reducen? “El hecho de acariciar a nuestra mascota, jugar o pasear con ella nos puede liberar de las tensiones que nos preocupan en el día a día, proporcionándonos así momentos de relajación y mejorando nuestro estado de ánimo. Estas situaciones provocan la disminución en nuestro cuerpo de la hormona cortisol, la cual se libera con el estrés y puede influir en aspectos básicos de nuestro descanso, como el sueño”.

Otro de los beneficios más conocidos es que fomentan la responsabilidad (al cuidar y atender a tu mascota) y, además, ayudan a interaccionar con otras personas. La responsabilidad se puede extender a otros ámbitos de la vida, propiciando el establecimiento de rutinas y horarios determinados.

Ayudan a combatir enfermedades
Según numerosos estudios, los animales tienen la capacidad de mitigar aquellos sentimientos que nosotros valoramos como negativos, además de aportarnos su acompañamiento incondicional, por lo que, según estudios podrían ayudar a combatir enfermedades como la depresión. “Además, cuando miramos a nuestra mascota, nuestro cerebro libera mayor cantidad de oxitocina también conocida como la hormona de la felicidad”.

En la actualidad, mascotas como los perros participan en lo que se conocen como intervenciones asistidas con animales, que consisten en la incorporación de un animal a un proceso terapéutico o educativo como complemento al mismo y que se desarrolla de forma multidisciplinar.

“La clave del éxito de las intervenciones asistidas con animales es que entra por la parte emocional y aporta gran motivación y estímulo a los usuarios receptores de las sesiones. Los animales, y en nuestro caso concreto los perros, no juzgan, no critican, no sienten lástima ni pena, no diagnostican y nos tratan a todos los seres humanos por igual”.

En la actualidad trabajan en muchos ámbitos, por ejemplo, con mayores con depresión, Alzheimer y demencias; con jóvenes y adultos con enfermedad mental, con personas con autismo, discapacidad intelectual, parálisis cerebral. Así como en hospitales, centros de día, residencias, y escuelas, entre otros.

Cuando se tiene mascota en casa, los perros principalmente, siempre tienen una predisposición a generar pensamientos positivos, a disminuir su aislamiento, a demostrar y expresar sus emociones, a compartir con sus iguales su experiencia. Se incrementa su capacidad de comunicación verbal y no verbal y su interacción social. En área educativa y, en estas condiciones es sumamente fácil trabajar en áreas cognitivas o psicomotrices y en todas las que sea necesario para ayudar en el progreso de ese usuario, paciente, o alumno”.