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Vientos de Cambios


Por Abog. Gerardo Chaparro

La estación primaveral trajo consigo mucho color y optimismo en las comunidades paraguayas que, preocupados por la corrupción de sus autoridades salieron a las calles a protestar contra un rĆ©gimen hermĆ©ticamente cerrado que sólo favorecen  al “amigo”, “colega”, “pariente”, en fin  a las personas de su entorno y solamente de su entorno de afinidad.


 Estamos felices por los cambios de vientos que se estĆ” produciendo y cada uno somos responsables de ese cambio. Bien sabemos lo que pasa, conocemos de sobra a nuestras autoridades locales y tambiĆ©n nacionales porque los medios de comunicación asĆ­ los delata, tambiĆ©n las redes sociales que hoy dĆ­a se presta para todo tipo de publicaciones sea a favor o en contra.

Siempre existirÔn personas que defiendan a los corruptos porque de alguna manera son serviles a ellos, o reciben ventajas económicas, dÔdivas o beneficio de cualquier clase y, éstos aunque los descubran con la mano en la masa serÔn incapaces de denunciarlos mientras estén bajo sus yugos. Una vez que sean despedidos brutalmente empiezan a hablar y ya no sirven de nada porque las pruebas no aparecen.

AcĆ” lo importante es que estĆ” habiendo cambios, casi un milagro. Los impolutos estĆ”n cayendo poco a poco. Lo inimaginable, los que poseen fueros a prueba de acero hoy dĆ­a van cayendo y eso es bueno. Legisladores, Senadores, fiscales, jueces, funcionarios varios y narcos  estĆ”n siendo desenmascarados. La fuerza del pueblo unido da resultados y, viendo estos resultados anima a todos a salir tambiĆ©n a apoyar la “transparencia”.

Las riquezas del Estado son para todos los paraguayos y no para unos pocos, deben ser distribuidas equitativamente en todos los sectores: obras viales, construcción de escuelas, colegios, hospitales con todas las herramientas necesarias y actuales. Basta ya de salarios exuberantes  a unos pocos privilegiados mientras que el resto no consigue suficiente pan para su mesa, basta de dictadura mascarada, no mĆ”s opresión a los pobres.

Esta realidad nueva de Paraguay nos motiva al trabajo, al estudio y deseamos que las autoridades valoren el esfuerzo de los jóvenes de formarse, para darles oportunidades de trabajo y progreso. Un profesional universitario ya no puede ocupar el puesto de ascensorista, es injusto. También esa persona no puede permitirse quedar como ascensorista nada mÔs teniendo medalla de oro y un brillante título universitario, debe dar honor a su nuevo rol.

Fuerza Paraguay, ¡vamos por mĆ”s! Hasta la caĆ­da total de los CORRUPTOS de desangran y denigran a nuestro paĆ­s.