CONFLICTO DE FE
Edición 105
La fe que uno lleva por dentro es inviolable y depende de cada persona fortalecer y aumentar de acuerdo a su creencia. Los escĆ”ndalos producidos Ćŗltimamente en la Iglesia Católica sorprende al mundo y, avergüenza a la moral tanto destape insólito. AsĆ, el pueblo flaco espiritualmente va enmudeciendo su fe y, pasando al camino del instinto, dejando la razón por conveniencia.
Creo que los acontecimientos con las diferentes autoridades de nuestro paĆs no nos debe cambiar la personalidad ni alejarnos de nuestros principios, todos ellos son humanos, dĆ©biles y con las mismas limitaciones de todo ser humano. Y con respecto a la Iglesia, los pastores, sacerdotes y obispos tienen la exclusiva función de EVANGELIZAR y no precisamente estar monopolizando medios de comunicación virtual para atacar a los feligreses que se les contraponga.
Es de muy mal gusto leer o escuchar que existe demanda o querella por parte de un religioso hacia un laico o, defenderse con palabras sutiles y poca sincera. Cuando las cuentas no son claras, evidentemente los interesados pedirĆ” rendición y, si no hay nada que esconder ¿cuĆ”l es el problema de rendir?
Benedicto XVI cuando sintió que no servĆa mĆ”s para tal función, humildemente se retiró, dio un paso al costado y, hoy es una gran personalidad por haber hecho un bien por la Iglesia Católica y universal. Su sucesor ha traĆdo tanta alegrĆa al mundo entero y una renovación de la mentalidad cristiana, infundiendo alegrĆa y paz a todos los hombres. Considero que es una forma efectiva de evangelizar al pueblo.
Sin embargo, en nuestra Diócesis existen turbulencias, expresiones de agravios y ocultamiento de la verdad en una estĆ©ril defensa que a gritos la gente calla. La humildad es la exigencia en la conducta y en el corazón de todo cristiano, asĆ como el maestro JesĆŗs, nuestro Salvador. Sigamos su ejemplo, sin ocultar la verdad, mĆ”s bien poner la cara porque nada estĆ” oculto. Y esto me hace recordar el pasaje bĆblico luego de la oración en GetsemanĆ, cuando los soldados romanos estaban a punto de llevarlo preso a JesĆŗs y, Pedro tomando la espada arrancó la oreja a uno de ellos, pero JesĆŗs no temiendo a nada puso la cara y curó al hombre. Es una gran enseƱanza ante la tempestad de la vida, salir al frente sin miedo a lo que pasarĆ”.
Pero si hay verdad oculta y sin Ć”nimo de sacar a luz, siempre habrĆ” conflictos y se irĆ” perdiendo poco a poco la confianza. Es necesario que nuestros lĆderes religiosos actĆŗen como tal y no como un profano mĆ”s.
Comentar