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EDITORIAL.Se puso de moda el BICENTENARIO


Reviste una gran importancia para todos nosotros la conmemoración de los 200 años de la Independencia del Paraguay. Esta historia nos permite descubrir nuestra propia identidad y tratar de ir ocupando un lugar en el mundo globalizado. Lastimosamente, hay una serie de realidades que estamos manejando últimamente con respecto a la honestidad y transparencia del Gobierno paraguayo.

Nos invade la informalidad y la improvisación y, son ellos los encargados de los festejos culturales, educativos y artĆ­sticos para las celebraciones del Bicentenario de nuestra rotura de cadenas. 



 Resulta claro que las desprolijidades del gobierno nacional surte un efecto negativo y hasta podrĆ­a producir una nube gris en el pueblo seguido de una laguna mental en los protagonistas organizadores, porque como si no pasara nada, estos hombres representantes del pueblo actĆŗan con la misma sonrisa petrificada de antaƱo. Entiendo que harĆ” falta realizar una excelente difusión respecto a las programaciones festivas de tal manera a que todo el pueblo dentro de una organización o no podamos participar y amar mĆ”s a nuestro paĆ­s, no sólo haya exigencia para los niƱos y jóvenes estudiantes que, generalmente se pasan bostezando de aburrimiento. 

Que las celebraciones sean dinĆ”micas y creativas para que el niƱo y el joven aprendan a la vez nuestra historia y valorar de verdad el concepto real del BICENTENARIO y que no piensen que es una mera moda. SerĆ­a decepcionante que una fecha central en nuestro calendario nacional fuera recordada en medio de la controversia generada por la torpeza, la improvisación y la poca transparencia administrativa de unas autoridades posiblemente mĆ”s concentradas en lucirse individualmente, que en dar todo de sĆ­ para que las paraguayas y los paraguayos recordemos por muchos aƱos un evento fundamental en el desarrollo del proceso histórico de la RepĆŗblica. Hagamos que el Bicentenario del Paraguay, se colme de buenas acciones, de una renovación espiritual, mental. No podemos festejar el bicentenario si no nos liberamos de las ataduras de la ignorancia, la mentira, el robo, la delincuencia, los crĆ­menes, las infidelidades, la deshonestidad, en fin se alarga la lista, pero estoy segura que el lector aumentarĆ” de acuerdo a su propio criterio. 

Que todos enseñemos lo bueno de la vida y que estÔ escondido en el respeto, en el saludo cordial, en la amabilidad y en cultivar los valores espirituales teniendo como espejo a sus propios padres. Reviste una gran importancia para todos nosotros la conmemoración de los 200 años de la Independencia del Paraguay. Esta historia nos permite descubrir nuestra propia identidad y tratar de ir ocupando un lugar en el mundo globalizado. Lastimosamente, hay una serie de realidades que estamos manejando últimamente con respecto a la honestidad y transparencia del Gobierno paraguayo.