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NUEVAS AUTORIDADES, LOS MISMOS PROBLEMAS

Por Abog. Beatriz Morel
EDITORIAL EDICION 111

La limpieza es salud, es el slogan de todas las maestras que enseñan a sus niños a ser limpios en la casa, en la clase, en la calle. Cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa. Así los papeles y basuras en la canasta correspondiente. Pero hay familias que siguen manteniendo la tradición que, en el nombre de la pobreza  adquieren la apariencia de mendigo, es decir desaliñado, sucio y, por supuesto el patio de su casa en perfecto desorden.

Pero nosotros sabemos que esto no es un padrón de modelo a seguir. Nos enseñan que así como nos gusta la casa y el patio limpio debemos mantener las calles de nuestro barrio y de nuestra ciudad. No más tirar por las ventanillas del auto o del bus los papeles, plásticos y cáscaras de frutas que ya no sirven. Ser ciudadano de bien implica que todo eso debemos guardar hasta el próximo basurero. Las calles y avenidas son partes de nuestras casas, no ensuciemos.

En estos últimos días cuanto más se aproximaban las elecciones, más nos contaminaban  la visual con esos carteles multicolores. Ya uno no sabe cuál es la mejor opción, cada uno de ellos se presentan como el impoluto y el salvador de la patria. No nos podemos acostumbrarnos  a las cartelerías de los políticos que una vez terminada las elecciones jamás retiran de los postes de la Ande, de los árboles, de las pinturas de las murallas, los innumerables pasacalles. En fin, toneladas de papeles que no son otra cosa que, dinero público gastado en estériles publicidades.

En Ciudad del Este, un puñado de jóvenes tuvieron la idea de salir de noche cuando debían descansar, pero por amor a su ciudad y como una forma de protesta a tanto despilfarro, procedieron a limpiar las avenidas de esos incómodos carteles. Los diferentes candidatos se sonrojaron de la rabia y salieron a despotricar en contra de los valientes jóvenes. No pudieron hacer nada en contra de ellos, porque limpiar la ciudad no es delito. Sin embargo, sí es delito las propagandas políticas extemporáneas. Desde mucho antes de lo previsto por la ley, éstas personas ya tenían pegados sus carteles hasta por las espaldas de uno.

Esta plausible iniciativa también fue practicada por jóvenes de otras ciudades del país. Creo que estamos en el preciso momento de un nuevo despertar. Quizás no sea aún la solución de terminar con la corrupción pero se está empezando, alguna vez cuando la posteriores generaciones sean depuradas a través del tiempo, vamos a tener un Paraguay mejor, por eso es importante que hagamos nuestra parte y sembremos la semilla de la honestidad, del espíritu de trabajo y de la iniciativa con los buenos valores que jamás caducan.